Post-coronavirus, pensamientos distópicos


Por C.S. Malo, colaboración en la revista Tlahtoque "Crónicas y Narraciones" #2, "Crónicas de una pandemia", pag. 43 https://www.yumpu.com/es/document/read/63400110/tlahtoque-ii

Abrimos los ojos. Con nuestro despertar llegan las buenas noticias. Ya podemos salir, podemos regresar a nuestra vida cotidiana. Sólo tenemos que ser precavidos, sólo tenemos que avanzar de manera escalonada, poco a poco, hasta que todo vuelva a la normalidad. 

Pero, ¿acaso será así? ¿Qué es lo que sigue? La primera pregunta que todos nos planteamos en esta fase de desescalada es: ¿cuál es la mejor manera de reactivar la economía? Y, al mismo tiempo, ¿Cómo prevenir una segunda ola de contagios? 

Claramente tenemos que enfrentarnos a diversos factores que se volverán parte de nuestro día a día. Los cubrebocas serán, por ejemplo, parte de un atuendo común y corriente de aquí a que se encuentren una cura y/o una vacuna y la tranquilidad regrese a nosotros. Pero, al mismo tiempo, existe el segundo cuestionamiento de que, si el mundo sigue comportándose de esta manera; compartiendo, cada día, más cerca del reino animal; continuando con la  explotación de recursos y provocando desastres naturales, es de esperar que miles de millones de nuevos virus y bacterias sean ya parte del mundo que conocemos. Por ello, esta pandemia debe de servir de lección y, con ello, ayudar a reacomodar el mundo. Esta es sólo una de las primeras, de muchas, alertas rojas que seguirán si seguimos sintiéndonos los dueños de un planeta que no podemos controlar. Somos parte de un ecosistema, no sus amos absolutos. 

En cuanto la economía, y eso es algo que yo me he preguntado desde siempre, ¿realmente la manera en que lo estamos haciendo es la manera correcta? Esto porque, al parar la economía por unos breves meses, el mundo se volvió un desastre; más de 25 millones de personas, según cifras de la Organización Internacional del  Trabajo, perdieron o perderán su empleo en algún momento de la pandemia. Hoteles, restaurantes, cines, tiendas, todo lo que no es considerado un trabajo esencial y requieren, en su mayoría, dar un servicio en lugares cerrados, sufren gran riesgo de quebrar, si no lo han hecho ya. Pensar en reabrir es un pensamiento mucho más distópico que la propia narración. Yo creo que la economía, que siga a esta crisis, tendrá que regresar a lo básico. Realmente considero que la explotación de recursos ya no debe de ser, ni siquiera, considerada en nuestro panorama. Ya que son estos mismos recursos los que nos sacarán del aprieto más adelante. 


La siguiente pregunta que nos planteamos todos, y es muy interesante de analizar es, ¿cuál será la próxima potencia mundial?  Claro, en vista de que la mayoría del mundo culpa a China por la dispersión del virus y de que también nos encontramos muy en contra del manejo de la crisis de la pandemia por Estados Unidos, que hasta se atrevió a romper relaciones con la OMS; pudiera ser que la nueva potencia mundial tuviera la obligación de ser un país autosustentable, neutral, que base sus reglas en evitar conflictos y que siempre se haya caracterizado por ideas innovadoras. Una opción muy probable me parece Rusia. Sin embargo, el pensamiento extremo radical de su gobernante puede ser algo que no se interprete de manera favorable en el resto del mundo. Yo pienso en los países alternativos, esos que todos vemos en las noticias y, que soñamos con estar ahí. Países, que al término de esta pandemia se volverán, quizás no potencias, pero al menos sí modelos a seguir para el resto del mundo. A corto plazo, por obviedad, la potencia mundial seguirá siendo disputada entre países como China, Estados Unidos y Rusia, por mencionar algunos, esto por el poder actual que tienen y, que va a ser muy difícil apartarles. Sin embargo, yo ya no creo que Estados Unidos siga siendo el “sueño americano” que todos teníamos antes. 


¿Viajar? Al menos a mí, me da miedo seguir viajando de la manera en que lo hacemos actualmente, pero al mismo tiempo no quiero dejar de hacerlo. ¿Cuáles son las alternativas entonces? Yo vivo en Cancún y trabajo en un hotel. Al menos, en mi caso, he podido ver cómo los destinos turísticos implementan medidas innovadoras y de cuidado que podrían permitir que los viajes se reanuden, como usualmente, al final del año. ¿Es sustentable? Yo creo que depende, en su mayoría, de lo que las personas que continúen viajando busquen.  

Así como se creo el tiempo compartido, que posteriormente se transformó en club vacacional y posteriormente perdió su lugar, se le cedió al Airb&b; también se fundaron los hoteles eco-friendly, pet friendly y, visitar destinos más alternativos era ahora mucho mejor que ir a Nueva York o París, así es como tendremos que ir modificando las alternativas del turismo, conforme a la demanda. Lo que sí es seguro es que después de esto seremos mucho más conscientes, sostenibles y solidarios, al menos que tengamos viajes “pendientes”, optaremos ir de poco en poco viajando cerca de casa al principio, quizás retomando los famosos road trips. 


Una cosa curiosa de la distopía es que muchos escenarios provienen de lo antiguo, lo que ya conocemos.  Puedo decir que en su mayoría las jornadas laborales se recortarán, al principio por prevención, y posteriormente, por simple costumbre y ahorro de ingresos. Esto le dará una entrada al home office, a los trabajos autónomos que, en el hogar, llevarán a una repartición de tareas entre familias y sobre todo entre parejas. Con ello se provocará, también, el retomar el valor a las relaciones familiares, y mostrará que los padres deben de crear lazos fuertes con los hijos y fomentar cercanía de todos los integrantes. 


La creatividad, el arte y la salud mental deben ser más valorados, pues al haber experimentado de primera mano lo que nos hace sentir el estar aislados y ver que nuestra distracción fueron las películas, las series, los libros, videos, entre otros, cambiará el concepto de “buenos para nada” a “buenos para algo.” La tecnología por fin ha dejado de ser odiada por muchos y los medios digitales han superado a los medios físicos. De esta manera sabemos que mucho de lo que futuramente realicemos estará tomado de la mano con lo que la tecnología nos permita realizar. Es importante que comprendamos que este es solamente un nuevo comienzo y, que muchas otras cosas pueden suceder si no aprendemos nada de esto. Respetar y amar el planeta en el que vivimos es, solamente, lo primero de las muchas cosas que tendremos que adaptar a nuestro estilo de vida. No, este no es el principio del fin, es el principio del principio.


Debemos de considerar una perspectiva política hacia el bien común, una economía que brinde poco a todos, un mundo igualitario de recursos y oportunidades para que podamos hacerle frente de una mejor manera a todo lo negativo nuevo que pueda llegar a venir. Comenzar a valorar lo invalorado.


En conclusión, también puedo decir que, así como podemos aprender mucho de esto y continuar hacía una vida mejor, podemos no aprender nada y seguir caminando hacia nuestra propia destrucción. Pensar que “no pasa nada”, que son “ideas del gobierno”, y el más famoso: “de algo me tengo que morir”, son ideologías que no se erradicarán de la noche a la mañana y, quizás así como habrá muchos individuos con un pensamiento sustentable futurista, habrá muchos que conservarán los pensamientos y costumbres que llevan el día de hoy y no habrá evolución alguna.






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